Eso de sentir, pensar, escribir…

¿Cuándo estás? ¿Cómo estás? Me pregunto si en verdad aún tenés tiempo para mí. Para escuchar otra vez cuánto me arrepiento. Y el silencio -ésa maldita ausencia- todavía espera aquí… junto a mí. No sé si puedo, no sé si debo, pero siento -duele cómo te siento- que te alejás y te vas de aquí.

Y si es que vuelvo a encontrarte en algún sueño, prometo aferrarme a ti. Para ya no dejarte ir, para no volver a extrañarte de nuevo… pero no entiendo, y te escribo hojas. Y no aprendo más, me pierdo en tus ojos siempre… y me cuelgo hablándote de música, y en el fondo -siempre en el fondo- siento esa necesidad de verte sonreír. Porque una noche lo entendí: una -tan solo una- de tus sonrisas es suficiente. Y si… «aceptamos el amor que creemos merecer«.

Publicado en Relatos | Deja un comentario

Suspendamos nuestro sueño

Todo vive y muere. Y ése ciclo tiene más sentido -para mí- que la interminable condena de lo lineal. Como el respirar, como bombea el corazón… es ir para regresar. Es como alejarse para estar más cerca de vos.

Quizá no sea nuestro momento, quizá nunca tengamos un momento juntos. «Y te tendré que dejar escapar -sé que lo voy a lamentar-, pero te digo, amor, hay que saber cuando parar». Y lo entiendo, y lo comprendo porque a vos te entiendo. Aunque seas clara cuando hablas, aunque creas conocerme, aunque pienses que somos tan diferentes vos y yo. Sólo intenté estar más cerca de vos, estar para vos.

Y entonces ése sabor de lo efímero es más dulce cuando me acuerdo de vos. Y cada momento compartido preserva una sonrisa, como quien atesora insignificantes detalles… aunque tus disparates y mis gestos no signifiquen lo mismo para ambos. Aunque tus manos transpiren y las mías tengan muchas más líneas.

Y te hago mal cuando quiero que estés bien. Y tus dudas son certezas que no puedo ocultarte. Porque tu sensatez y tu corazón no se condicen con tu tamaño. Como el espacio que ocupas en mi, que no es para nada pequeño. Porque sólo quiero verte feliz, a pesar de que tengamos caminos diferentes. Y espero que estés bien… allá, en esa búsqueda que emprendiste. Porque te extraño en la madrugada de mis sueños: Porque estar con vos -para mí- no es perder el tiempo…

Todo vive y muere… incluso el amor, sobre todo el amor.

«Hoy» de Pez.

Una línea recta en la nieve hacia el norte dibujó,
sólo un hombre y ocho perros contra la voluntad de Dios.

No lo espera nada nuevo, no hay misterios bajo el sol.
No está escrito en ningún libro, lo que él busca es el calor
del abrazo de ese ser que ama y saber que hay algo para comer hoy.

No tenemos tanto tiempo -dijo Juan, el inmortal-,
lo primero es lo sincero yo me cago en la moral.

Y si encuentro algún amigo, lo voy a saber cuidar
y si nos alejan los caminos lo tendré que ir a buscar,
pues necesito de ese ser que amo y saber que no es necesario hablar hoy.

Un plato de sopa caliente y un hada que se hace presente en la mesa familiar y sentir que no estoy solo, y saber que no estoy loco, porque pienso que lo que mueve al mundo es la bondad
del abrazo de ese ser que amo y así el dolor ya no me puede alcanzar hoy.

Y suspendamos nuestros sueños, ya no sé si quiero eternidad.
Hoy me basta con saber que cuento con tu caridad
y saber que no estoy solo, y sentir que no estoy loco,
porque pienso que lo que mueve al mundo es la bondad…
y antes de que se haga tarde dibujaré una línea recta hacia vos, hoy…

Dibujaré una línea recta hacia vos, dibujaré una línea recta hacia vos…

Abrí los ojos, abrí los ojos, abrí los ojos… abrí los ojos.

La canción «Hoy» de Pez se encuentra en el disco homónimo del año 2006.

Publicado en Relatos | Deja un comentario

Interpretar – Comprender

Como si pudiera, como si alguien entendiera… un sin fin de incoherencias es tu vida. Y ahora intentás recuperar todo eso que es importante, todo eso que no supiste ver. Todo eso que no pudiste cuidar. No puedo evitar pensar en la ironía, hace tiempo que no escribo demasiado… y esta ocasión no será aún el momento para hacerlo. Encuentro en otros palabras para, por lo menos, intentar entenderte.

«Te leo al revés» de Massacre.
 
Resulta sabio el nuevo lenguaje que aprendí,
parece fácil, ejercitable, con solo escuchar lo que decís.
Ya sé interpretarte ahora, ya sé qué pensás ahora.
Ya sé interpretarte ahora, con una sutil maniobra.
 
Te leo al revés, invierto siglas, no intento más en vos creer.
Te leo al revés, como en un vidrio… el velo cae hasta tus pies,
el velo cae… el velo cae hasta tus pies.
 
Ya sé interpretarte ahora, ya sé qué pensás ahora,
ya sé interpretarte ahora, con una gentíl maniobra.
 
Te leo al revés, invierto siglas, no intento más en vos creer.
Te leo al revés, como en un vidrio… el velo cae hasta tus pies,
el velo cae… el velo cae hasta tus pies.
 
Hizo presencia la clave de la salud mental.
Hizo presencia la puerta que hoy si me ayudará a salir.
Te leo al revés…
 

[youtube http://www.youtube.com/watch?v=aR8SRFodBi4]
La canción «Te leo al revés» de Massacre, está en el disco Singles, covers y rarities del año 2000.

Publicado en Música | Deja un comentario

Título (opcional)

Que el esfuerzo sea suficiente. Porque se trata de no llegar al punto de desistir, en que pienso en rendirme para detener la agonía. Se trata de seguir, resistir la distancia a pesar de lo ríspido que sea el camino. En mi viaje no importa demasiado llegar a algún sitio, solo pienso en no detenerme. El proceso justifica cada dolor: sangre, sudor y lágrimas. Estar siendo, es eso que duele en las entrañas. El imponderable se reconoce allí en lo más profundo, es algo visceral y es esta mi mayor verdad. No hay otra certeza más que esta urgencia, necesito aliviar el peso.
Corro aunque ya no sienta más pesadumbrez y, aunque así fuera, no tengo otra opción. Porque no puedo detenerme, no hay espacio en el que me encuentre. Aquí no hay más que silencio, a veces esta sombra es una desesperante compañía. Quizás deba negociar, para que me deje tranquilo, porque está a mi lado… inquiriendo. Puedo suplicar y eso se convierte en mi tortura.
Escapo, pero conozco la manera de regresar. ¿Qué sentido tiene darme la espalda? Muero cada noche, y es cada mañana una nueva oportunidad para cometer los mismos errores. ¿Cuántas chances más bastan para agotarme?
Me enseñarás a entender el viento, soportar la sed y ver más allá del polvo. Podrás estar cerca, podrás seguirme el rastro… no podrás entender jamás si es que yo te persigo o solo te permito alcanzarme. Yo estoy aquí, ¿tú dónde estás?

Publicado en Relatos | 2 comentarios

Cuando quema

La distancia supera este silencio, una opción que suele tomar cuando se queda sola. Entonces deja de pensar en la importancia de estar cerca, camina creyendo en que tal vez una certeza lo calme todo. Espera en vano la llegada de un anuncio para que todo desaparezca, cuando ya nada quede aún seguirá en pie. Su fortaleza es su principal debilidad, un ego que supera la holgura de la duda, de sus dudas y de un punto en que todo se oscurece.
Clama piedad, ejerce un dominio que reproduzca caudales de odio. Un voraz apetito coloca la entereza entre abismos profundos, que teme pero desea probar. Acompañado, un sosiego que termina ante el fulgor de la pasión; afloran desde dentro, empujan cada vez más fuerte, laten sin dejar sospechas y es siempre una espera que no cesa.

Publicado en Relatos | 1 Comentario

¿Cómo hacer?

El tiempo pasó irremediablemente, estuve algunos años alejado de vos, extrañandote o intentando olvidarte para siempre. Superando parte de mi pasado algún tiempo estuve cansado de escapar. Saber de vos, pensar en vos, tratando de ya no estar, caminando lejos para no volver a encontrarte.

He recorrido tanto, me he perdido y quizás no me he vuelto a hallar. Te dije que no he vuelto a encontrar alguien que me sane, que me devuelva tu alegría. Solo necesito que me guardes un lugar en tu corazón, solo eso es suficiente. Porque he olvidado como apreciar esos detalles que hacen todo diferente, porque ha pasado una temporada extraña pero aún sé qué es lo que me hace bien.

Aprendí tanto de mí mismo que hasta resulta lógico dejarme allí. Si pudieras entender que me hacés bien, que aunque he podido hacerlo no quiero estar lejos de vos…

«Contra viento y marea» de Las Pastillas del Abuelo.

Allá voy, contra viento y marea.
Otra vez, una misma pelea.
Ni siquiera sé si vale la pena,
pero tengo ganas de probar
si la suerte me va a acompañar
de una puta vez o si es un mito más.
 
Acá estoy, me agarrás despeinado,
y estos son mis tesoros guardados:
una flor, un buen vino picado,
un saquito de té que está usado,
un impuesto de amor
del que siempre estuve excento hasta hoy.
 
Y aunque sé que puedo estar sin vos,
¿cómo hacer que quiera estar sin vos?
 
Me perdí, creo que estaba pensando.
Me encontré, por ningún lado dudando.
Si es por mí, si la vivo cagando,
si me voy al vestuario
o si le tiro un caño a esta soledad
que pone la gamba fuerte y me puede quebrar.
 
Y aunque sé que puedo estar sin vos,
¿cómo hacer que quiera estar sin vos?
 
No me vi, me tomé por sorpresa.
Arranqué y bajé la cabeza.
Manejaba un triciclo prestado,
me la puse contra una pared
y ahora tengo un pedal en la mano,
el manubrio quebrado, me lastimé.
 
Y aunque sé que puedo estar sin vos,
¿cómo hacer que quiera estar sin vos?
 
Y aunque sé, que puedo estar sin vos.
Cómo hacer, que quiera…
 

«Contra viento y marea» era una de las canciones inéditas de Las Pastillas del Abuelo, aunque ahora fue reversionada con nuevos arreglos y con algunos párrafos suprimidos para el disco Versiones (2010). Aquí podemos ver como la banda la toca en vivo en Auditorio Sur.

Publicado en Música | Deja un comentario

Asalto precario

Como si pudiera asaltaría tu intimidad para tomarte por sorpresa y hacerte entender muchas cosas. Hagamos de lo viejo algo nuevo, novedoso, eso que no conocés y que vas a amar. Te aseguro que vas a encontrar la manera de alejarte, por eso voy a esperarte entre las sombras de tu cuarto. Acechando, observando, aguantando hasta que sea el momento adecuado.

Son rumores que escucho en todos lados. Versiones erradas de lo mismo, una y otra vez el mismo error, lo sé. Lo que falta, lo que nos sobra. La necesidad de entregarte todo.

Entre tus sábanas, juntos en el cielo o en el suelo. Es el rubor en tu rostro, es como ardemos aquí en mi pecho. Es tu espasmo que empieza en el cuello y se deja caer, una caricia mía que estira el delirio de tus sueños para que puedas entregarte y disfutar de todo esto. Como si no nos importase, como si lo hubiese planeado, como si lo estuvieses esperando. Nos miramos a los ojos para terminar juntos el viaje, para que continuemos con esto que no puede ser…

Publicado en Relatos | Deja un comentario

Cómo pienso lo que siento

No es extraño encontrarme aquí otra vez, repasando en palabras cada instante que pudo ser. Por eso reniego, confundo encierro con duelo y pongo en juego todo eso que encuentro. Imagino dónde estás o si puedo pasar por ahí, pero es que la distancia se ocupa de alejarnos y espero con ansias una nueva oportunidad para perderte.

Ahí está ese sonido otra vez. Es la calma lo que te desespera, imaginarte en la seguridad de quién te espera o soltarle la mano si es lo que deseas. Y no entiendo lo que tu corazón piensa, lo que busca, lo que desea. La razón ataca y te encuentro sola. Esperando que alguien comprenda, que te expliquen eso que ya nadie quiere escuchar. ¿Son tus pasos una búsqueda? O es la urgencia de escapar.

No me ocupo de mi mismo, y tampoco sigo a tu lado. Aún escribo si no puedo dormir, aún te escribo. Esta noche me ahoga, esta noche te acompaña, es que necesariamente terminás sola. En el otro cuarto se pueden oír tus oraciones, son tus llantos mi desconsuelo. Y te imagino en mis brazos calmando un poco el dolor, sanando poco a poco los retazos de tu amor.

Sé que no es la manera de acercarme un poco a vos, ni demostrarme que entiendo o que me aleja esta razón, que me quema la cabeza diciendo: «NO».

Como pienso lo que siento es un error; aún así que duermas bien, amor…

Publicado en Relatos | Deja un comentario

Ahogo de lunes…

Ni siquiera entiendo qué hago aquí, pero este frío de alguna manera abriga y consuela. Cualquier cosa es mejor que quedarme en cama pensando, maquinando una y otra vez, tratando de resolver el sentimiento. Y aunque dude  todo el tiempo finalmente estoy aquí sin entender…
La noche es fría, el cielo está despejado y esas estrellas solo me hacen pensar en que va a bajar aún más la temperatura. Todo duerme, o por lo menos esa es la sensación que producen los inviernos. No estoy lejos e insisto en que me congelo, pero siento un abrigo. Será el encierro al que nos acostumbramos, o aquel al que nos condenamos, o será esta repentina ausencia. O quizás el recuerdo…
Lidiando en un debate que puede ser todo, menos comprensible. ¿Sufro el letargo de estos grises o enfrento el tormento de mis pensamientos? Me presento sin examinar demasiado los conceptos, paso de largo y después regreso. Consumo esos detalles que a veces no detecto y me sumo a la vorágine de lo adverso. En ningún momento disiento, pero no me apresuro a entenderlo. Todos tratan de acoplarse a un tiempo que combata un poco este entorno, como si encontrasen aquí algún resguardo.
Cuesta entrar en ritmo, aunque sepa que debo olvidarme de este desvelo y, poco a poco, perderme en esta búsqueda por ocuparme del momento. Quemo estas energías, encuentro calma en el esfuerzo… como si se tratase de alcanzar la urgencia, por este atrevimiento. Un arrojo, uno de esos momentos de lucidez en los que entendemos. Entonces busco el límite, escapando de lo que aflige por dentro, en cada intervención apresuro la resolución para enfrentar pronto una nueva intromisión. Es eso lo que tranquiliza, la privación… extender al cuerpo los flagelos del pensamiento.
Cada tiempo muerto es un silencio, encontrar un poco de aire para calmar este ahogo. Y cuando se reanuda todo genero una nueva escalada, comparto cada acción (o por lo menos lo intento). Desespera este alejamiento, entonces castigo a este sufrido cuerpo. Como buscando esa fiebre que confunda cada pensamiento, o siquiera duerma estos interrogantes. Corro aunque ya no pueda, no siento el cuerpo… aunque creo que es un beneficio (eso me da la libertad de lastimarlo aún más). Como si rogara encontrar un dolor que ya no me permita hacerlo, o que algo se rompa dentro para ya no continuar.
Se detiene el tiempo, cada partida es un retorno y esto se repite constantemente. Entonces encuentro otra calma, el descanso es tan solo un respiro, como si dejase el lastre en este sitio. El sudor se lleva todo… esta vehemencia recompensa cada centímetro recorrido, supera aquello que he venido a buscar. Y en el regreso enfrento de otra manera a estas preguntas que albergo, aún no imagino que estará haciendo en estos momentos, pero ahora sé que tampoco puedo saberlo. No sé si me interesa o me importa un bledo, pero he quemado algunas horas y al menos he encontrado este desahogo…

«Lunes por la madrugada» de Los Abuelos de la Nada
Lunes por la madrugada
yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor
días en la carretera
yo siento aquí dentro
la emoción de haber
dejado lo mejor
yo no se si en verano éste amor
aqui no hay luces de escena
y algo en mi no se serena, no
yo ya no comprendo nada
tantas caras dibujadas
como manchas en una pared
noches de melancolía
pateando en una ciudad vacía
en la oscuridad te busco a vos
quizás hoy si te pueda encontrar
mas allá de toda pena
siento que la vida es buena hoy
yo se que no es en vano este amor
mas allá de toda pena
siento que la vida es buena hoy
«Lunes por la madrugada» de Los Abuelos de la Nada, editado en el disco Himno de mi corazón de 1984.

Publicado en Relatos | 1 Comentario

Borrador

Un retorno, algún lugar que no recuerdo. Ya no entiendo la importancia de saberlo y pensar en reconocer mi desconcierto solo se ocupa de olvidar el momento. Pero supongo que es otro viaje entre tantos que me pierdo, como si supiera que buscás salir para volver cuando ya no te espero, estas luces acompañan mi camino de regreso y aún pienso en cómo hago cuando no te encuentro.
Los espacios te acorralan y no te siento, si volvieras nada tuyo es lo que solía serlo. Regresamos al instante de confiar en tus miedos, temiendole a esta razón cuando me alejo, superando todo lo que nunca fuiste y reclamando aquello que siempre te negué.
Otro paseo desde tu nostalgia hasta mi desvelo, para hallarnos en este desenfreno que no es nuevo. Estas notas se cruzaban al regreso, un principio y un final que no me explican nada, ni siquiera el transcurso de este viaje…
 
Como si fuese solo un papel,
te sentís atosigada por tu piel.
Tramando en tu pequeña soledad
algún relato que te ayude a descansar.
 
——- — —- ——
—— ——— —–
— —–
——— ———- —–
 
Y esta calma no se puede repetir,
esa fiebre es demasiado para mi.
Esos ojos, poco a poco, han de partir…
esta historia nada más puede pedir.
 
 
Publicado en Relatos | 1 Comentario